Nadie puede venir a Dios ni elegir creer en Cristo

 


Jesús en Juan 6:44 pronuncia unas palabras muy solemnes: "Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere…“ 

Se enfatiza la impotencia del ser humano y la total incapacidad de responder por sí solo a Cristo. Solo es posible en el llamado soberano de Dios. 

Algunos enseñan que los pecadores tienen el poder o el libre albedrío para aceptar o rechazar a Cristo. Eso es verdad si entendemos que el único poder que tienen los pecadores es el poder del pecado para rechazar a Cristo. La respuesta del pecador a Cristo dará evidencia si hubo o no una obra de Dios en ese corazón.

Los incrédulos no pueden venir a Jesús por su propia iniciativa. Si Dios no llama en Gracia a los pecadores, no pueden a venir a él. La fe en Cristo es un don que viene de Dios, no nace del hombre, nace de Dios: ”Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios“ Efesios 2:8

La salvación en Cristo y el Reino de Dios no es cuestión de sangre ni carne, ni de voluntad de natural (Juan 1:13; 1 Corintios 15:50). El problema radica en el espíritu, espiritualmente el hombre está muerto en sus delitos y pecados (Efesios 2:5). 

El propio Señor Jesús en Juan 3 confrontó al religioso Nicodemo sobre este asunto. El que no nace de lo alto no puede ver el Reino de Dios, el que no nace del Espíritu no puede ver el Reino de Dios (Juan 3:3-8).  

La Biblia indica que el hombre caído: 

  • No puede por su propia voluntad, llegar a Jesucristo (Efesios 2:1; Colosenses 2:13)
  • Son esclavos de la injusticia (Juan 8:34; Romanos 6:6, 17, 20) 
  • Están alejados de Dios (Colosenses 1:21)
  • Hostiles a Dios (Romanos 5:10; 8:7). 
  • Ciegos espiritualmente (2 Corintios 4:4) 
  • Están cautivos ( 2 Timoteo 2:26. ) 
  • Están atrapados en el reino de Satanás (Colosenses 1:13) 
  • No tienen poder cambiar sus naturalezas pecaminosas (Jeremías 13:23; Romanos 5:6) 
  • No pueden agradar a Dios (Romanos 8:8.)
  • Son incapaces de comprender la verdad espiritual por si solos (1 Corintios 2:14; Juan 14:17).

Solo Dios con poder del Espíritu puede mover la voluntad del hombre para creer en Cristo (Lucas 4:14 1:15, Hechos 15:7-8; Romanos 1:16; 10:9-15; Efesios 1:13), los pecadores no pueden venir a él por su propia voluntad. Dios por pura gracia, escoge y llama eficazmente desde la eternidad pasada a aquellos a quienes Él escogió para la salvación en Cristo Jesús (Efesios 1:4-5, 11).

Una vez más, Jesús repitió la maravillosa promesa de que todos los que elige el Padre serán atraídos, vendrán, serán recibido, y Él los resucitará en el último día (Juan 6:37-40, 54). Todo el que viene a Cristo será sostenido por Él, ha sido dado por el Padre y por tanto no se perderá.

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