¿Pueden los cristianos ser poseídos por demonios?


Primeramente, debemos recordar que
la Palabra de Dios es nuestra única fuente confiable de verdad acerca de Satanás y los demonios. Todo cristiano, incluso los maestros de la Biblia, debe someterse a esta norma suprema: la sola Escritura.

La Biblia nos advierte con suma seriedad en Gálatas 1:8 que, aun si un ángel del cielo anunciara un evangelio diferente al que hemos recibido, debe ser considerado anatema, es decir, maldito. Por eso, como creyentes, tenemos la solemne responsabilidad y el privilegio de probar los espíritus para discernir si provienen de Dios.

Surgen entonces preguntas fundamentales:

¿Qué enseña la Palabra de Dios?

¿Pueden los demonios habitar o morar dentro de un verdadero creyente?

¿Podría un demonio salir y luego volver a morar en un cristiano nacido de nuevo?

Los defensores del llamado “movimiento de guerra espiritual” afirman que sí, pero sus conclusiones se basan en experiencias subjetivas y no en la autoridad de la Palabra de Dios. La Biblia, sin embargo, deja claro que tal enseñanza carece de todo fundamento bíblico.

Jamás encontramos en la Escritura un solo ejemplo en el que un demonio haya habitado o poseído a un verdadero creyente. En ninguna de las epístolas del Nuevo Testamento se advierte a los creyentes acerca de la posibilidad de ser poseídos por demonios. Tampoco se instruye a nadie a reprender o expulsar demonios de un creyente.

Las epístolas nunca ordenan echar fuera demonios, ni de creyentes ni de incrédulos. Esa fue una autoridad exclusiva de Cristo y de los apóstoles, y en todos los casos los endemoniados eran personas incrédulas. La enseñanza global de la Escritura es que los demonios no pueden morar en un verdadero creyente.

Un ejemplo contundente se encuentra en 2 Corintios 6, donde se afirma que el Espíritu Santo mora en cada cristiano. Por lo tanto, el Espíritu de Dios jamás podría convivir con un espíritu maligno.

“¿Qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: ‘Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo’” (2 Corintios 6:15-16).

Además, Colosenses 1:13 declara que Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo”.
La salvación es, en sí misma, una liberación definitiva del dominio de Satanás.

El apóstol Pablo refuerza esta verdad con poderosas afirmaciones:

  • En Romanos 8:37, dice que somos más que vencedores por medio de Cristo.

  • En 1 Corintios 15:57, que Dios nos da la victoria.

  • En 2 Corintios 2:14, que Dios nos lleva siempre en triunfo.
    Y el apóstol Juan añade:

  • En 1 Juan 2:13, que hemos vencido al maligno.

  • En 1 Juan 4:4, que “mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo”.

Con tales verdades gloriosas y claras, ¿cómo podría alguien afirmar que los demonios pueden morar en los creyentes genuinos?

Comentarios

Videos destacados de ElChosen

youtube.com/@ElChosen