La Navidad y la celebración se ha vuelto cada vez más comercial. Se destaca la fiebre por las compras, la preparación de listas de regalos, la organización de fiestas y la elaboración de alimentos festivos. Sin embargo, a medida que se acerca la Navidad, el estrés y las preocupaciones aumentan.
En medio de la agitación, la verdadera razón para celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesucristo, se ha perdido. Hay que reflexionar sobre el significado original de la Navidad, recordando que comenzó con el nacimiento del Salvador. La profecía sobre el lugar de nacimiento del Mesías en Belén y se destaca el papel de María (Lucas 1:28), una joven comprometida con José, en el cumplimiento de esta profecía.
“Mas tú, Belén Efrata, aunque seas pequeña entre los millares de Judá, de ti saldrá a mí el que ha de ser príncipe en Israel; cuyas salidas han sido desde la antigüedad, desde la eternidad. Por tanto, los entregará hasta el tiempo en que la que está de parto haya dado a luz; entonces el remanente de sus hermanos volverá a los hijos de Israel” Miqueas 5:2-3
“Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” Isaías 7:14
A pesar de las presiones y distracciones modernas, la esencia de la Navidad radica en el significado asociado con el nacimiento de Jesucristo.
El rey David recibió una gran promesa de Jehová: “Y Jehová te dice que te hará una casa… afirmaré el trono de su reino para siempre” (2 Samuel 7:8-13). Esta promesa confirmaba el reclamo judío sobre la tierra de Israel y establecía que el trono de David sería eterno, cuyo cumplimiento estaba en proceso, aunque muchos no lo percibían.
A pesar de las circunstancias aparentemente improbables, como el nacimiento virginal predicho en Belén, Dios demostró que lo imposible para los humanos no lo es para Él.
María, una joven comprometida con José, recibió la visita del ángel Gabriel, quien anunció el nacimiento de Jesús como el cumplimiento de la profecía: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Será grande… y reinará sobre la casa de Jacob para siempre” (Lucas 1:30-33).
A través de los relatos bíblicos, se destaca la importancia de confiar en las promesas de Dios, incluso cuando parecen improbables desde una perspectiva humana. La historia de María y José refleja su obediencia y fe en medio de circunstancias desafiantes.
El nacimiento de Jesús, anunciado a unos pastores por un ángel, marca el comienzo de la Navidad: “Os traigo buenas nuevas de gran gozo, que serán para todos los pueblos. Porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:10-11). Este evento cumplió las profecías del Mesías naciendo de una virgen en Belén.
Recuerda que, a pesar de la comercialización moderna de la Navidad, la verdadera celebración comienza con Cristo. El llamado es a centrarse en el significado de la verdadera navidad y a reconocer el regalo más precioso dado al mundo: Jesucristo, Emmanuel, “Dios con nosotros”, el Salvador.

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